Neville Goddard

 

HISTORIAS DE CASOS REALES

 

 

Esta historia tiene que ver con una mujer (a la que me referiré como señora A.B.).

Ella sabía que “la imaginación crea la realidad” y les había enseñado este principio a sus tres hijos de 12, 10 y 6 años de edad. Ella había practicado este principio durante años para obtener las cosas que deseaba. Aunque su marido también había oído esta enseñanza, no la había puesto en práctica y, de hecho, era bastante escéptico acerca de los resultados. Una tarde de domingo, esta familia salió a pasear y por el camino se encontraron con una nueva zona de viviendas en venta. Como se trataba de una zona rural encantadora se detuvieron a mirar los nuevos modelos [de casas]. Les encantó la zona, y las casas eran grandes y hermosas, con todo tipo de comodidades modernas. De camino a casa hablaron de lo maravilloso que sería tener un nuevo hogar en esa zona. Ya eran dueños de una casa, sin embargo, habían pedido prestado el dinero y el beneficio económico que pudiera derivarse de su venta era muy pequeño. El marido dijo que a pesar de que le gustaría comprar la casa, no era posible ya que no podrían reunir el dinero necesario para el pago inicial. Incluso si vendían su casa actual, la comisión del agente de bienes raíces sería equivalente al pequeño beneficio económico que sacarían de esa venta.

La señora A.B. le dijo a su marido que la única manera en que podrían obtener el dinero para el pago inicial sería vendiendo la casa por su cuenta, quedándose así ellos mismos la comisión. El marido era muy pesimista al respecto, pero le dijo a su esposa que tirarían adelante con la idea y publicarían un anuncio en el periódico, aunque sabía que “no serviría de nada”. Él estaba seguro de que no había ninguna posibilidad de vender la casa de esa manera. La mujer puso un pequeño anuncio en el periódico anunciando su casa en venta.

Unas pocas noches más tarde, cuando el marido se había ido a la cama temprano, ella y sus hijos se acercaron al lugar donde estaban situadas las nuevas viviendas. Ella sintió que, si podía caminar a lo largo de la nueva casa y capturar la sensación de realmente vivir allí, obtendría la “casa de sus sueños”. Estaba oscuro cuando llegaron, pero encontraron una de las casas abierta. Ella y los tres niños caminaron por la casa.

Los niños decidieron qué habitación ocuparía cada uno si realmente vivieran allí. La madre instruyó a los niños a dormir realmente en la nueva casa en su imaginación esa noche, y ella tenía la intención de hacer lo mismo. En los días siguientes, se imaginaron viviendo en su nueva casa y dando paseos por los bosques que eran adyacentes a la zona.

Esa misma semana, un hombre respondió al anuncio del periódico. No parecía muy entusiasmado con la compra de la casa, pero regresó más tarde ese día con su esposa.

Le dijo a la señora A.B. que habían decidido comprar la casa por el precio que estaba pidiendo. Cuando la señora A.B. le expresó su preocupación en cuanto a cómo harían para poner la casa en depósito, él le dijo que era un agente de bienes raíces y que lo haría a través de la empresa en la que trabajaba. Esta familia recibió la cantidad exacta de dinero necesaria para el pago inicial de su nuevo hogar. El depósito de dinero (de la nueva casa) era muy pequeño y la familia se mudó a su nuevo hogar un mes después.

La señora A.B. sabía que si ella se imaginaba a sí misma durmiendo en su nueva casa, finalmente dormiría allí en la carne (físicamente). Sus hijos también aprendieron cómo obtener el deseo de su corazón a través del uso de la imaginación.

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La señora C.D. se había divorciado recientemente y necesitaba trabajar para mantener a sus hijos ya que su marido se negó a pagar la manutención de los niños. A pesar de que su abogado le sugirió llevarle a los tribunales por no pasarle la manutención, la mujer no deseaba hacer eso. Como parte del acuerdo del divorcio se quedó con un coche muy viejo y poco fiable. Un viernes por la noche, mientras conducía a casa desde el trabajo, estaba lloviendo mucho y la mayoría de las intersecciones se inundaron. Ella estaba como a una milla de su casa cuando se detuvo ante una señal de stop. Un camión que venía hacia ella desde la dirección opuesta pasó por la intersección salpicando una gran cantidad de agua mientras pasaba de largo. El motor

del coche de la mujer se paró y ella fue incapaz de volverlo a arrancar de nuevo. Se quitó los zapatos antes de salir del coche ya que fuera el agua tenía un nivel superior al de la altura de sus tobillos. Levantó el capó y comenzó a secar la tapa del distribuidor con un pañuelo. Ella estaba llorando en ese momento y sus lágrimas se mezclaban con la lluvia. Finalmente puso el coche en marcha y consiguió llegar a casa para estar con sus hijos. Se dio cuenta de que era necesario tener un coche fiable si es que iba a trabajar y mantener a sus hijos. No tenía dinero para el pago inicial de un auto más nuevo y no ganaba lo suficiente para hacer los correspondientes pagos del coche.

Se fue a trabajar el lunes siguiente y un compañero de trabajo le pidió que fuera a comer con él. El compañero de trabajo se acababa de comprar un Pontiac Tempest nuevo y le insistió a la señora C.D. para que condujera su nuevo coche de regreso a la oficina. Aunque la señora C.D. protestó diciendo que no quería conducir el coche nuevo de alguien, al final se puso al volante y condujo de vuelta al trabajo. Mientras iba conduciendo el nuevo coche, ella capturó la sensación de que este era su coche y sintió la emoción de ser su dueña. Por el resto de la semana, mientras iba y venía del trabajo conduciendo su viejo coche, la señora C.D. se imaginaba que iba conduciendo un nuevo modelo de coche de su propiedad.

Ese viernes su ex marido la llamó y le preguntó si le gustaría tener un coche nuevo.

Esa fue la primera vez desde su divorcio varios meses antes que él se había ofrecido a hacer cualquier cosa por ella, incluyendo el pago de la manutención de los niños. El ex marido estaba trabajando ahora para un concesionario de coches nuevos y le dijo que, como vendedor, tenía derecho a comprar cierta marca de coche sin dar entrada y con pagos mensuales muy bajos. Le dijo que estaba dispuesto a hacer los pagos mensuales del coche en lugar de pagarle la manutención de los hijos y le pidió que fuera al concesionario para elegir el color que deseara. Dio la casualidad de que la marca de coche elegible en esta oferta especial era la Pontiac Tempest, la misma marca y el mismo modelo de coche que el de su compañero de trabajo y que ella había conducido.

La señora C.D. fue capaz de obtener, mediante el uso de su imaginación, lo que nunca podría haber obtenido a través de sus propios esfuerzos en ese momento. Su ex marido, que no le había ofrecido ningún apoyo monetario durante meses, fue la vía elegida [por su Ser Interior] para proporcionarle el coche que ella necesitaba.

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Esta es la historia de la señora E.F. que tenía el deseo de vivir cerca del océano y usó su imaginación para cumplir su deseo. Ella no quería vender su casa actual, pero quería alquilarla por el periodo de un año antes de tomar la decisión de mudarse a la playa de manera permanente. La señora E.F. le habló de su deseo a dos de sus amigas.

Una amiga, que había utilizado el principio de la imaginación, le dijo a la señora E.F. que se imaginaría visitándola a ella en su nueva casa en la playa. Una semana más tarde, la señora E.F. viajó a Hawái en unas vacaciones programadas. Mientras estaba allí recibió una llamada de una amiga que vivía en San Diego. Esta amiga le contó que una perfecta casita acababa de entrar en el mercado inmobiliario por un alquiler para todo el año y pensó que sería perfecta para la señora E.F. Su amiga también le dijo que se trataba de un alquiler muy deseable y que tendría que tomar una decisión inmediata ya que el alquiler muy probablemente no estaría disponible para cuando ella regresara de Hawái. La señora E.F. le contestó a su amiga que le dijera a los propietarios que la iba a alquilar, confiando en su recomendación. A su regreso de Hawái la señora E.F. le contó a su hija mayor que había decidido alquilar una casa en la playa en San Diego. Su hija la llamó más tarde ese día y le dijo que la madre de una amiga suya quería alquilar una casa. La mujer vino al día siguiente, dijo que le

encantaba la casa, y que le gustaría alquilarla por un año. La señora E.F. dio aviso en su trabajo y fue capaz de mudarse en el periodo de un mes. Ya que era enfermera no tuvo problemas para encontrar un maravilloso trabajo nuevo en un hospital cercano.

La señora E.F. desde entonces tiene una casa que se compró cerca del mar y ha pasado 17 felices años viviendo en la playa.

La señora E.F. imaginó que ella estaba viviendo en la playa y su amiga imaginó que iba a visitarla allí. Lo hicieron durante una semana. Es interesante que mientras ella estaba de vacaciones en Hawái, los acontecimientos se sucedieron con rapidez para llevar a cabo su deseo. Ella no hizo nada para encontrar un nuevo hogar ni para alquilar su vivienda actual. La imaginación fue capaz de atraer a su vida a la gente necesaria para que su deseo pudiera cumplirse.

“¿Qué debe hacerse después de haber imaginado nuestro deseo cumplido?” Nada. Tú crees que puedes hacer algo, quieres hacer algo, pero en realidad no puedes hacer nada para llevarlo a cabo. Dios, nuestra maravillosa imaginación humana, sabe qué cosas son necesarias para llevar a cabo nuestros deseos. Sólo es necesario ir al final, vivir en el final. “Mis caminos son inescrutables.” “Mis caminos son más altos que vuestros caminos.” Si confiamos en nuestra imaginación, ella “realizará todo lo que le pidamos”. La imaginación lo puede todo – ten fe en ella y nada te será imposible.

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Esta historia trata de un joven (referido como E.P.), que era un gran atleta y era muy bueno en muchos deportes distintos. Durante ese tiempo en particular de su vida empezó a interesarse en el piragüismo. Se unió a un equipo y no tardó en competir en carreras locales. En su segundo año de seguir este deporte estaba en un equipo que compitió en la carrera de 50 millas de Molokai a Honolulu. El equipo de remadores hawaianos como de costumbre consiguió el primer puesto y eran considerados imbatibles. El equipo de E.P. quedó en séptimo lugar, y eso se consideraba bastante notable, teniendo en cuenta el gran número de equipos que compitieron procedentes de todo el mundo junto con los participantes de Hawái. Después de esta carrera, E.P. comenzó a imaginar que su equipo había ganado la carrera. El siguiente año lo pasó formando un nuevo equipo, practicando y construyendo su propia canoa. Estaba convencido de que, si se imaginaba ganando la carrera, su equipo acabaría en el primer puesto.

Así que, al año siguiente, su equipo y por lo menos una docena de personas volaron hacia Hawái desde el sur de California para competir en la carrera anual. Había varios equipos con mucha más experiencia que eran considerados como los que más probablemente lograrían las primeras posiciones, a pesar de que los hawaianos aún eran considerados los favoritos. Al final de la carrera, el equipo de E.P. acabó en primer lugar, por delante de los hawaianos y todos los demás equipos. E.P. ahora conserva un remo que tiene grabadas las palabras “Campeón Mundial”, que le fue entregado a él y a su equipo por lograr el primer puesto.

Después de ganar este codiciado título este joven se fue a entrenar a otros equipos.

También empezó a fabricar remos para canoas de competición. Sus remos son conocidos en todo el mundo y son usados por los equipos de remadores profesionales que se encuentran entre los mejores equipos del mundo.

E.P. ahora ha establecido su residencia en Hawái, y disfruta entrenando equipos, fabricando remos, pescando y navegando en su propio barco. También usa su barco como una nave de escolta para las carreras de remos anuales.

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La señora J.K. estaba viviendo en casa de su hermana gemela después de haberse

divorciado. La señora J.K. tenía tres hijos, un chico y una niña y un niño gemelo. Su hermana y su marido tenían tres hijos varones. De más está decir que esto era una casa llena de gente. La señora J.K. estaba muy deseosa de [volver a] casarse y vivir en su propia casa. Había estado saliendo con un hombre pero decidió que no quería continuar la relación y cortó con él. Muchas de sus amigas intentaron arreglarle encuentros con hombres buenos que ellas conocían, pero ella no estaba interesada en acudir a citas a ciegas. Varias de sus amigas comentaron que si quería conocer a un buen hombre, ella tendría que salir e ir a lugares. Las gemelas creían en el poder creativo de la imaginación, y tenían una amiga [en común] que también conocía el poder de la imaginación. Las tres mujeres decidieron que imaginarían un anillo en el dedo de la señora J.K., lo que implicaría que ella estaba casada. Hicieron esto por varias semanas. Durante este tiempo la señora J.K. también se imaginó viviendo en su propia casa. Sin embargo, cuando trató de hacerlo, se encontró imaginando una casa exactamente igual a la de su hermana.

Un día, la señora J.K. recibió la llamada de una amiga que le pidió que fuera a su casa y la ayudara a empapelar [las paredes de] su cocina. La señora J.K. aceptó ayudar a su amiga que vivía a pocas manzanas de distancia en la misma zona de viviendas.

Mientras ella estaba allí un vecino vino a visitar a su amiga. La amiga le presentó a la señora J.K. a su vecino. Él más tarde llamó a la señora J.K. y arreglaron una cita.

Cinco meses después la señora J.K. se casó con este hombre. La parte interesante de esta historia es que todas estas personas vivían en la misma gran zona de viviendas.

En esta zona de 1200 casas sólo habían cuatro que tenían el mismo plano de planta. Sí, el marido de esta mujer era el propietario de una de las casas que tenían el mismo plano de planta que la casa de la hermana gemela. A pesar de que la señora J.K. se imaginó viviendo en su propia casa, sólo fue capaz de imaginarse viviendo en una casa idéntica a la de su hermana.

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Esta es una historia que le sucedió a la señora L.M., la amiga que le había presentado a la señora J.K. al que sería su nuevo marido. Durante su amistad, la señora J.K. había intentado explicarle el principio de la imaginación a su amiga que tenía bastantes dudas de que funcionara. Un día, la señora J.K. le pidió a su amiga que asistiera a una de las conferencias de Neville. La señora L.M. acordó ir, pero no estaba del todo convencida de que imaginar que ella tenía lo que quería resultaría en su obtención. Sin embargo, se decidió a imaginar una cosa muy simple: la recepción de un pañuelo. Imaginó que alguien le había dado uno y luego soltó toda la idea. Para su sorpresa, ella recibió un pañuelo en el correo de la madre de una amiga que fue a su casa para el almuerzo mientras ella estaba de visita en la ciudad. Esta mujer le envió a la señora L.M. un pañuelo con una nota de agradecimiento. La señora L.M. no sólo estaba sorprendida cuando recibió el regalo, ella empezó a estar muy asustada al pensar que había algo de sobrenatural en todo esto. La señora L.M. había intentado refutar que la imaginación produce la cosa deseada. Cuando ella recibió el pañuelo que había imaginado, lo interpretó como algún tipo de Magia Negra y no quiso saber nada más acerca de esta enseñanza.

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Podría relatar cientos de incidentes que involucran a decenas de personas en los que la imaginación fue usada para producir los resultados deseados. He elegido sólo unas pocas historias para ilustrar que la imaginación puede ser utilizada para resolver todo tipo de problemas y traer a tu experiencia cada uno de los deseos de tu corazón.

(Del Boletín INTA “Nuevo Pensamiento”, verano de 1953) Neville Goddard

Traducido por Manu LDA

Colaboradores en algunas de las traducciones: Javier Encina y Paki G.

Tomado de Rare Lectures by Neville Goddard