El virus Sars cov 2 es una quimera artificial y, no circula en la población

Es importante que nos concienciemos cuanto antes que, en la actualidad, es posible sintetizar virus de manera artificial, que se hace con regularidad y que nuestro famoso SARS no procede de la naturaleza, precisamente porque está construido con fragmentos de material genético diferentes animales salvajes y de secuencias de retrovirus endógenos presentes en el genoma humano, lo que supondría un triple salto mortal de la barrera de especie, de haber ocurrido de forma azarosa.

La barrera de especie es un lenguaje bioquímico que existe en todas las especies de la Tierra y que impide que los virus de unas especies sean reconocidos por las células de otras.

Por ello, tratar de hacernos creer que un pangolín, un murciélago y un humano, mezclaron su ARN al azar en un mercado chino, es una historia de ficción digna de guión para cine, que en vez de eso, se publicó en la prestigiosa revista Nature, que para muchos ha dejado de serlo.

Si aún tenemos dudas sobre la barrera de especie y el funcionamiento real de los seres vivos, quizás encontrar a nuestro SARS en un manual sobre preparación de guerras biológicas con una pertinente explicación sobre su síntesis en laboratorios, nos haga despertar.

Sí, efectivamente el virus del Síndrome Respiratorio Agudo es un arma biológica que fue creada en laboratorios de bioseguridad y declarada como tal en el año 2003.

Básicamente, como se puede leer en este pequeño fragmento del libro, como las células humanas no soportan la replicación del material genético de murciélagos, algo lógico en biología y motivo por el cual no nos lo transmitió ninguno, los humanos diseñaron en un laboratorio un virus con un dominio de unión a un receptor de células humanas, para que esta quimera pudiese infectarnos y traspasar la barrera de especie.

Por si este producto artificial no era suficiente, se publica en el año 2008 un artículo de la Academia China de Ciencia Médica en el que detallan un método para producir ARN viral y citan por primera vez a los virus quimera SARS CoV, lo cual demuestra sin lugar a dudas primero que no es un virus natural y segundo que no es un virus nuevo.

Lejos de prohibir estas prácticas criminales, continuaron avanzando y como nos explica la revista Nature Medicine en el año 2015, en la Unidad de Bioseguridad de la Universidad de Carolina del Norte se aprobaron más experimentos para estandarizar el método para poder construir más copias, ellos sabrán con qué finalidad exactamente.

El relato oficial en el que nos ha hecho creer que un arma biológica artificial se encuentra circulando en la población mundial es francamente maquiavélico y según mi opinión muy oportuno para generar todo tipo de especulaciones y el mayor miedo posible. Desde luego, era factible que algunas personas encontrásemos todas estas publicaciones científicas y nos preocupásemos aún más que aquellos que habían creído que los murciélagos lo transmiten, aunque he de reconocer que ambos relatos son tan terroríficos, como ficticios.

Y aquí llega la parte más difícil de explicar, ¿Por qué se afirma en este escrito que el SARS CoV 2, aunque hemos comprobado que existe, no está circulando en la población? Primero hemos de entender qué es un virus quimera. En el año 2012 varios investigadores alemanes escriben una revisión sobre la utilización de estos virus para tratamientos de cáncer, vacunación y terapias génicas. En este valioso documento, describen claramente de qué estamos hablando, en primer lugar los virus quimera son mezclas de material genético de diferentes especies de síntesis artificial, son capaces de evadir la inmunidad del huésped, tienen un eficaz mecanismo de transducción celular pudiendo traspasar la barrera de especie y lo más importante de todo, deben ser inyectados entrando a través de torrente sanguíneo.

Motivo por el cual, a no ser que nos inyectasen SARS en vena, la famosa enfermedad COVID 19 jamás podría transmitirse de humano a humano. Además, estas quimera son tan específicos que cuando llegan a sus células diana, pierden sus secuencias insertadas y se desactivan.

Quizás este relato no parezca del todo convincente para un malvado virus respiratorio del que nos cuentan mata por asfixia, pero todo el castillo de naipes se cae cuando buceas en el mundo molecular y resulta que te encuentras con estudios de profundidad que hablan del famoso receptor ACE2.

Los virus de ARN de forma natural, pertenecen al transcriptoma humano, un complejo sistema de señalización en el que virus endógenos codificados en el ADN nuclear pasan a ARN y la célula, con su compleja maquinaria celular, los encapsula y envía a modo de mensaje, a unas células receptoras específicas que lo reciben.

Estos virus naturales tienen unas proteínas de membrana con un código biomolecular reconocido por unos receptores proteicos. En el caso de los coronavirus naturales endógenos que tenemos todos los humanos, la proteína S (spike) o de espícula se encuentra codificada en el cromosoma humano y encaja con el receptor ACE2.

Resulta, que los receptores de este famoso SARS, que tiene insertada de forma artificial la misma proteína de espícula que tenemos todos los humanos en nuestro retrovirus endógeno HERV W, no se expresa en el pulmón, sino que se encuentra mayoritariamente en las células productoras de testosterona de los testículos de los varones y la placenta en las hembras.

En toda esta historia truculenta, ni hay virus circulando, ni es respiratorio, ni se transmite por el aire, sino que debe ser inyectado. Lo cual nos lleva a concluir que las mascarillas son una broma pesada inservible que además genera una gran cantidad de patologías y que la vacunación masiva parece completamente inútil para salvarnos del virus quimera.

Por Almudena Zaragoza Bióloga Nº Col. 19086M